Primer estudio nacional confirma que la contaminación del aire aumenta los infartos y la mortalidad hospitalaria en España

imagen de un atasco

Un estudio realizado por la Sociedad Española de Cardiología (SEC) y la Fundación Española del Corazón en colaboración con la Fundación Instituto para la Mejora de la Asistencia Sanitaria (IMAS) demuestra por primera vez que la contaminación del aire está asociada a un aumento de los ingresos hospitalarios por infarto agudo de miocardio (IAM), así como a la mortalidad durante el ingreso por esta causa en España.

 

La investigación, publicada en la Revista Española de Cardiología, se centra en el análisis de las llamadas “partículas finas”, diminutas fracciones sólidas o líquidas con un diámetro igual o inferior a 2,5 micras (unas 70 veces más pequeñas que el grosor de un cabello humano). Éstas proceden sobre todo del tráfico, la combustión de combustibles fósiles y biomasa, la industria y la agricultura, aunque también pueden generarse por polvo en suspensión, incendios o por la fragmentación de los granos de polen. Por su tamaño, pueden penetrar en los alveolos pulmonares y alcanzar el torrente sanguíneo.

Los resultados son contundentes: cuando durante 3 días las concentraciones máximas de partículas finas (PM2,5) superan de media los 10 microgramos por metro cúbico (µg/m³), se registra un incremento de 21,9 ingresos por infarto agudo de miocardio por cada 1.000 hospitalizaciones por esta patología. Y si los niveles de contaminación rebasan los 25 µg/m³, el riesgo de fallecimiento durante la hospitalización aumenta un 14%. Esto significa que, por cada 90 personas ingresadas, se produce aproximadamente un fallecimiento más que en días con aire más limpio.

La Organización Mundial de la Salud recomienda desde su última actualización un máximo de 5 µg/m³ como media anual, mientras que la Unión Europea mantenía hasta hace poco un límite legal de 25 µg/m³, reduciéndolo recientemente hasta los 10 µg/m³. Este estudio demuestra que el umbral de 10 µg/m³, que se sobrepasó en numerosas ocasiones a lo largo del período en diversas localidades españolas, está asociado con efectos clínicamente relevantes.

"Sabemos que estas partículas pueden provocar inflamación en el cuerpo, alterar el funcionamiento de los vasos sanguíneos y aumentar el riesgo de coágulos”, explica el Dr. Jordi Bañeras, uno de los autores del estudio. “Estos efectos están directamente relacionados con el avance de la aterosclerosis (el endurecimiento y estrechamiento de las arterias) y con la rotura de las placas que se forman en ellas, lo que puede desencadenar eventos graves como un infarto”, añade el cardiólogo del Hospital Vall D’Hebrón.

Evidencia sobre el impacto de contaminación atmosférica en la salud

Los datos del estudio se han extraído del análisis de un total de 115.071 episodios de IAM atendidos en 122 hospitales del Sistema Nacional de Salud entre 2016 y 2021. Para llevar a cabo esta investigación se ha integrado información ambiental del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (PM2,5, temperatura y humedad) la cual ha sido emparejada geográficamente con cada hospital en un radio de 10 km, un análisis metodológico complejo desarrollado por la Fundación IMAS.

“Detectamos que los pacientes ingresados en contextos de contaminación alta presentaban más comorbilidades graves y complicaciones, lo que se tradujo en una mortalidad hospitalaria más elevada”, afirma Bañeras. “Desde el punto de vista asistencial, estos hallazgos implican que los episodios de contaminación atmosférica generan un incremento en la demanda de atención urgente y especializada, y condicionan peores resultados clínicos, por lo que es fundamental que los sistemas de salud incorporen la variable ambiental en su planificación y en las estrategias de prevención”.

“Con los modelos de análisis que hemos desarrollado en IMAS vemos el potencial que tenemos para investigar la asociación entre calidad del aire y cualquier otro aspecto relacionado con el infarto o con otras patologías cardiacas. Esto también es extrapolable a otros aparatos como el respiratorio”, afirma Náyade del Prado, miembro del equipo de investigación de la Fundación IMAS y firmante en este estudio.

Para la ciudadanía, se recomienda reducir la exposición en los días de mayor polución: evitar la práctica de ejercicio físico intenso en el exterior, especialmente en horas punta de tráfico, procurar ventilar las viviendas en momentos de menor concentración de contaminantes, y utilizar transporte público o modos de movilidad sostenible siempre que sea posible.

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